domingo, 1 de julio de 2007

Para un amigo

Existen un montón de rumbos que tomar: a favor del viento, en contra, dejarse llevar por la marea, contracorriente... Cada uno debe ser capaz de tomar el timón y dirigir su barco hacia el puerto que quiera. Es cierto que en muchas ocasiones resulta realmente complicado, pero así es la vida!
Lo bonito de navegar es precisamente la incertidumbre del tiempo que hará mañana. Podemos despertar en medio de una tormenta y pensar que sin duda vamos a naufragar, o amanecer descubriendo una isla que no estaba en nuestro mapa. Lo importante es seguir. Navegar a toda costa. Aprender cada día a dirigir de mejor manera el barco de nuestra vida y SABER que existen muy pocas travesías en las que navegamos sólos. Habrá tripulantes que suban y bajen de nuestra embarcación y todos ellos son importantes por aquello que nos aportarán mientras dure su compañía, pero más allá de ellos, existen SIEMPRE otros barcos que navegan junto a nosotros. Que por mucho que nos podamos olvidar de ellos no nos abandonan. Que en caso de necesitarlo nos remolcarán hasta que podamos volver a zarpar por nosotros mismos. Que aunque en ocasiones puedan perjudicar nuestro rumbo sin querer, siempre procurarán lo mejor para nosotros.
Navegar. No queda más remedio. No hay nada más bonito. Ahora alguno de esos barcos quieren rescatarte de tu naufragio, dejarte en puerto y ayudarte a construir una nueva nave más grande, más fuerte y eterna.

No hay comentarios: